sábado, 11 de junio de 2011

Cuento sin título, sentido o finalidad.

Había algo que me hacía pensar que nunca, nunca iba a poder salir de la desesperación que me envolvía. Y lo que era más importante, ¿para qué? ¿Acaso había alguna esperanza escondida detrás de tanto sufrimiento? Pues no. Se me ocurría que ya nada más tenía sentido, que la vida en sí no era nada más que el desarrollo de una comedia que termina con la muerte, inevitablemente; joven, si morías en un accidente o como en mi caso; viejo y senil si llegabas al término de la vida natural, siendo una carga, una molestia, y sin siquiera ser capaz de retener el uso de tus facultades mentales.

La vida, según lo que yo veía, estaba sobrevalorada.

Personas marchando para evitar el aborto, con pancartas y altavoces; mientras en China a las bebés se las comían los perros, en África los bebés de ambos sexos se morían de hambre, y en muchos otros países pasaban frío, hambre y necesidades para finalmente convertirse en adultos dispuestos a cualquier cosa por obtener lo que se desea, sea comida, dinero, drogas…

¿No habría sido mejor que esos niños no hubieran nacido nunca?

¿No sería mejor que los que nacimos en viernes, como David Copperfield, no hubiésemos nacido nunca?

Porque, enfrentémoslo, hay algunos que nacen en domingo, que son hijos del sol, que son amados y bien criados, que mientras crecen son felices, tienen amigos y juguetes, y salud… mientras hay otros que sólo conocen los días nublados, las penas, el hambre y la desolación. Y al final, tanto los unos como los otros llegarán a un mismo final: bajo la tierra, fertilizando el pasto del cementerio.

Pero mientras divago sobre el valor de la vida, los rubíes líquidos se deslizan por mis manos y caen al suelo, y lentamente voy perdiendo la noción de lo que estoy pensando. Mis ojos se cierran, involuntariamente, y lo último que veo es el color rojo más intenso, el más hermoso, aquél que fue mi favorito desde que era una niña pequeña; reflejándose en las facetas del cenicero Art Decó de la bruja de mi abuela, su favorito, del que tuve el máximo placer al quebrar para cortarme las venas.

1 comentario:

Sarah dijo...

Hi June,

I just thought I'd answer your comment(s) here, so you would be able to see :)
First of all, thank you so much for the compliments.
As for lacing the corset... I can actually get it closed completely, although I usually leave it open about 3cm all along the opening. However, my friend who was lacing the corset for me that day, has no idea about corsets and I was too lazy to redo it ;)

And because you were curious... this is spring steel boning: http://www.neheleniapatterns.com/spiralfederstahl.jpg

Thanks again for the comments, I really appreciate them. It's always great to get a sort of comfirmation that someone actually looks at what I'm posting here ;)